Etapa 5: Sto. Domingo de la Calzada-Burgos (16/09/2010)

Datos de la Etapa.

    Tiempo pedaleando: 5 horas 20 minutos.

    Distancia: 73 Km

SEGÚN CAMINO.

Ayer antes de volver al albergue, cenamos como unos señores en el restaurante Los Caballeros, un sitio muy acogedor cuya especialidad es el bacalao. ¿Nadie adivina lo que cenó Víctor?. No era de menú de peregrino, en realidad por el precio que pagamos hubieran cenado 8 peregrinos, pero un día es un día y la cena fué fantástica.

Interior del albergue de La Cofradía.

El albergue de la Cofradía está fenomenal, me recordaba a una residencia universitaria y con un ambiente muy bueno. Por las tardes se pasa por allí un chico super atento para curar lesiones y dar masajes. Víctor le preguntó si me podía dar un masaje en la espalda, y le dijo que esas contracturas posturales las podía arreglar un poco pero que al día siguiente saldría otra vez, y que era una tontería tirar el dinero. Luego yo le pregunté por una crema o similar que me pudiera dar en las piernas porque las tenía agarrotadas. Me explicó que tenía agujetas por deshidratación y pérdida de sales, que los que vamos en bici nos deshidratamos mucho más que los que andan. Dice que si la orina de la mañana es clara, estás bien hidratado pero si es oscura, estás deshidratado. Como lo estaba, me dijo que nos tomáramos magnesio, cuesta 4€ un tubo de 15 pastillas efervescentes; te tomas una al día y a las dos horas haces estiramientos. Creo que esto puede ser muy útil a futuros bicigrinos. Como nos encontramos en Sto. Domingo con Raúl y su hijo Marcos, se lo contamos y hemos acabado los cuatro tomando magnesio diariamente.

Hoy es el cumpleaños de Víctor, así que lo primero de todo la felicitación de rigor según me ha despertado. Después de desayunar charlando con las hermanas argentinas hemos salido de Sto. Domingo con lluvia, una experiencia totalmente nueva. Solemos empezar a andar a la hora en que los chavales van al cole, y hoy he deseado "buen Camino" a unos chicos con mochila ... pero que iban al instituto. De todas formas, mal no les va a venir, porque menudo camino les queda de estudiar!!

La ruta, como siempre, tiene sus cuestecillas habituales, pero nada que no se pueda sobrellevar. Las pegas han ido surgiendo después, creo que para ser el cumpleaños de Víctor, el día ha sido muy injusto con él. En primer lugar hemos seguido por el sendero a unos peregrinos que en realidad estaban tomando un atajo. Cuando estábamos ya dentro, Víctor se ha dado cuenta y me ha dicho si cogíamos la otra ruta. Yo creía que íbamos por el Camino y que la otra era la carretera, y le he animado a seguir, y en qué momento!! Porque hemos atravesado un lodazal lleno de paja que se cruzaba fatal y nos hemos embarrado hasta arriba. Las bicis irreconcibles, las hemos lavado un poco en el siguiente pueblo. Fuí mala consejera.

Hemos parado en Belorado a tomar algo caliente. Te quedas helado con la lluvia y el aire. De ahí, vuelta a la bici más ruta y sin más destacable (que no fácil) hasta Villafranca de Montes de Oca, donde mucha gente continúa por la carretera (de hecho, las hermanas argentinas y los hermanos brasileños han ido toda la etapa por carretera, pero dicen que es horrible por el tráfico tan intenso). El pueblo tiene un cuestón del demonio y antes de subir hemos parado a quitarnos los chubasqueros porque ya no llovía. Segunda mala jugada del día de su cumpleaños: cuando subíamos por la mitad de la cuesta, Víctor se da cuenta de que se ha dejado los guantes abajo. Mientas yo subo a pie, el baja y se sube toda la cuesta como un campeón en bici, sin pestañear. Este es mi chico!!

Llegamos a San Juan de Ortega después de un tobogán impresionantemente fuerte y allí paramos a ver la iglesia del monasterio (este estaba cerrado) que es del siglo XII y es preciosa. Comemos en la terraza del bar que hace unos macrobocatas de media chapata. Esta vez de tortilla de jamón.

De ahí todo o casi todo es cuesta abajo hasta Atapuerca, donde tercera contrariedad del día: Víctor se da cuenta de que lleva dos radios rotos. Mierda!! Nos vamos por carretera hasta Burgos como alma que lleva el diablo y sin parar. No sé de dónde saqué tanta fuerza. El viaje es desagradable con tanto camión, pero no queda otra. Al final al llegar a la tienda donde le cambiaron la rueda llegó con 4 radios rotos. Había que dejar la bici y de ahí al albergue a pie y cargados.

Albergue público de Burgos.

El albergue público de Burgos está muy bien. Nuevo, moderno y muy bien organizado. En nuestra zona, cada pasillo tenía ocho literas con luz y enchufe individual, y con estantería y taquilla con llave. Y ¿a quien nos pone el hospitalero de vecinos de literas?... pues a Raúl y a su hijo Marcos. Ya es coincidencia con 170 plazas que hay. Entraban detrás del hospitalero cantando "Hey, Camino, Camino del Sur..."

Me ha llamado mi hermana, que al felicitar a Víctor le ha pillado en el taller, para ver si Floricienta estaba preocupada por Blanquita. Ja ja.

Hemos salido super tarde a dar una vuelta y teníamos que decidir si cenábamos o escribíamos en el blog, así que lamentablemente no hemos acudido a nuestra cita diaria. Estábamos pensando dónde meternos a cenar para celebrar el cumple cuando nos hemos encontrado en la calle con Marcos, Raúl, Juan (un granadino que empieza mañana en León) y Julio (un alicantino que también va en bici). Víctor les ha invitado a unas cañas y un pincho de morcilla para celebrar su cumple, y al final nos hemos quedado todos por ahí. Mientras caía una tormenta increíble, han caído 6 o 7 cañas y pinchos de morcilla, patatas bravas, mejillones, chopitos y después como somos deportistas, hemos acabado ellos con un mega bocata y yo con un sandwich. De ahí pitando para el albergue que cierra a las 22:30 y al sobre.

Víctor, Julio, Raúl, Marcos y yo.

Dedico esta etapa a mis abuelos maternos, Feli y Agus; y a mis abuelos paternos, Silvina y José.

Cuentan mis padres que cuando era pequeña e iba en bici, le decía al abuelo Agus "empuja abuelo empuja" y cuando se lanzaba le decía "jo, no empujes abuelo".

Hoy sé que los cuatro me han empujado en las cuestas.

SEGÚN VICTOR.

No ha sido mala noche. Anoche cenamos muy bien en el mismo sitio en que lo hicimos Miguel, Gabriel y yo hace dos años, y ha caído pal coleto una botellita de Rioja Sierra Cantabria crianza del 2006 (homenaje a llevar la citada cadena montañosa a nuestra derecha desde que salimos de Logroño). El caso es que cuando he caído en la litera, he perdido el conocimiento ipso facto hasta las 5 de la mañana. Encima, en el albergue te piden sólo la voluntad y está de lujo: completamente nuevo. Merece la pena, pero tiene un pero: el gallo que tienen en el patio está cantando sin parar sea la hora que sea. En fin, alguna pega tenía que tener.

Hoy nos recibe el día con lluvia, fina pero lluvia. La ruta es de subidas suaves, y entre el agua y las subidas vas llegando a pueblos como Grañón y Redecilla, donde paramos a sellar y echamos unas risas y unas fotos con las argentinas, los brasileños y los sevillanos (como Babel). Continuamos pedaleando y pasado Viloria de la Rioja, se nos ocurre pillar lo que parece un sendero que cruza por medio de una finca enorme de trigo ya cosechado. La guasa viene cuando ya metidos en el medio de la finca, comenzamos a ver que había una mezcla de tierra con boñiga y con paja que con la humedad se pega a las ruedas de modo que parece que en lugar de ruedas de montaña llevamos flotadores para la piscina. Se cegaron los pasos de rueda, los cambios, los pedales, en fin, todo. Llegamos como pudimos al primer pueblo y a lavar las bicis con los botes de agua en una fuente. Vamos, todo un espectáculo.

Así llegaron a Belorado las piernas
de Camino.

Hasta Belorado, sin novedad y hacemos parada para café y pincho de tortilla e intentar secarnos un poquito, pues aunque no llovía a mares, en movimento te mojas pero bien. Pasado Belorado han arreglado el Camino (recuerdo que tenía unos buenos pedrolos) y lo han rellenado con arena y grava bien pisada bordeada por unos troncos y ha quedado muy bien. Desde luego, no recomiendo a nadie coger la carretera, llena de camiones. La historia de los guantes creo que ya la ha contado Camino. Vaya risas.

Un bocata para dos.

Después de los cuestiones hasta San Juan de Ortega, llega el placentero momento del bocata, visita al Monasterio y continuar ruta. En cuanto salimos a la carretera me doy cuenta de que se me mueven las caderas de un lado a otro de la carretera, y cuando miro para la rueda trasera veo que va hecha un ocho. Apretón, susto y a salir zumbando rumbo a Burgos cruzando los dedos para que la rueda aguante los 18 Km y no se deshaga. El caso es que en Burgos me dan preferencia en la tienda y me la arreglan, o más bien, me cambian la rueda entera porque la que llevo no sirve ni para un museo. Es la misma tienda donde nos atendieron otra avería hace dos años (parece que tiene un imán para las averías). En fin, que tras el lío llegamos tarde al albergue, el cual es cojonudo y te cobran sólo 4€. Con todo esto se nos hace muy tarde, y al final ni podemos escribir esta crónica, ni podemos salir a cenar para celebrar mi cumpleaños porque el tema se lía al encontrarnos con más bicigrinos. Mañana lo haremos.

Lección del día: no todos los atajos te llevan por el camino más corto.