martes, 28 de septiembre de 2010

Etapa 15: Arzúa-Santiago de Compostela (26/09/2010)

Datos de la Etapa.
    Tiempo pedaleando: 3 horas 30 minutos.
    Distancia: 42 Km

SEGÚN CAMINO.

Anoche hemos salido a cenar Víctor y yo por Arzúa con Jordi y Paco. Hemos tenido mala suerte. Mientras buscábamos un sitio para cenar nos encontramos con los argentinos y nos dicen que hay una pizzería a la vuelta de la esquina. Para allá que nos vamos. Y qué desastre de sitio. Víctor ha apuntado el nombre para recomendaros no ir. Sirven mal y tardan mucho. Se emboban  con una mosca y no te traen las cosas. Empezamos a cenar y a Paco y Víctor tardaron un buen rato en servirles el vino. Pedimos una ensalada de la casa y una pizza cada uno, y los argentinos que pidieron antes que nosotros tabla de embutidos y pizzas, cuando nosotros estábamos a mitad de las pizzas (eso sí Jordi llevaba 10 minutos esperando por otra Coca-cola) se acerca uno de ellos a brindar y nos dice que sólo han tomado vino, que no les han puesto aún la cena. Llenamos un plato con trozos de pizza y se lo llevó para su mesa. Esa fue su cena porque hartos de esperar les dijeron que no iban a tomar lo pedido. El avispado chico de la barra les dice: Ah, ya no quieren la tabla de embutidos?? Y ellos contestan que ni la tabla ni las pizzas y que les cobren el vino que se van zumbando.
Para que os hagáis una idea de la profesionalidad y avidez del chico la conversación final con nosotros fue:
-          Oigan, las pizzas que comían esos señores de allí (señalando a los argentinos) eran las suyas??
-          Sí, contestamos, ¿por qué?
-          Y digo yo (dice el sujeto en cuestión), ¿entonces a quien se las cobro?
-          ¿Tú que crees?? Pero quien te las ha pedido??
Debía ser el más listo de su clase. Pena que no se nos ocurrió decirle que cobrara a cada uno lo que se había comido. Estaría todavía allí pensando la manera. Menuda empanada gallega que manejaba el sujeto.
De ahí volvimos al albergue donde encontramos a Arturo y a Giacomo charlando y hala,………. todos para la cama. Pero que caritas teníamos todos!. El tema era que ya era la última noche y al día siguiente la última etapa. Se acaba el recorrido y da mucha mucha pena, a pesar de la emoción que supone llegar a Santiago. Hemos pensado Víctor y yo que no hay prisa por llegar a Santiago. La misa de peregrino, en realidad la nuestra sería la de mañana o si acaso la de hoy a las 7 de la tarde. Decidimos que iremos mañana y que no queremos estropear la última etapa madrugando y yendo a contrarreloj y estresados. Hay que disfrutar al máximo. Y eso hemos hecho durante todo el recorrido. Hemos vuelto a ir juntos los seis magníficos (sí ya sé que eran siete pero qué queréis si nosotros somos seis y magníficos también). El recorrido es muy similar al del día anterior,… normal porque estamos en Galicia. Es decir, subes cuestas para bajar otras a continuación. Te esfuerzas mucho en las subidas y disfrutas mucho en la bajadas. Así son las corredoiras gallegas.

Desayunando en el Ultreia de Arzúa.
 
Tiene guasa: la única chica de 12 y es la que no enseña las piernas.
He vuelto a andar muy bien y a subir todo lo que se me ponía por delante. Todos me felicitan y me dicen que tengo mucho mérito, pero he de contaros que parte del mérito es de Víctor ya que desde que he empezado a andar en bici más seriamente, él siempre me decía que yo salgo muy fuerte y claro, que me canso y que no llego arriba porque no dosifico el esfuerzo. Yo no era capaz de evitarlo y he ido intentado cambiar eso todos los días. Como las cuestas del Cebreiro son largas y duras dieron para que se pusiera a mi lado y me fuera diciendo lo que él consideraba que yo hacía mal y donde tenía que hacer más fuerza en la pedalada y que fuera más despacio para no cansarme tanto. Y ha funcionado. Ya habéis podido ver que mi mayor progresión ha sido desde O´Cebreiro hasta aquí. He aprendido y adaptado a mí el método con mi ritmo.
Tras la subida a Lavacolla.
En esta etapa hay un montón de peregrinos andando y hay que tener cuidado al bajar, y hay que avisar de que ahí vamos. Ha sido muy divertido. Jordi lleva un silbato de ferroviario y ha ido el primero pitando en las bajadas y detrás íbamos los demás en fila y gritando: “Tren destino Santiago. Próxima estación: Santiago de Compostela”. La gente se reía y un montón y nos saludaban divertidos. Y así con juerga continua hemos llegado al Monte do Gozo, llamado así por la alegría que da el ver ya desde allí Santiago y apuntado las torres de su Catedral. El monumento que hicieron allí para conmemorar la visita del Papa a mí no me dice nada. No me gusta mucho, a diferencia del que Jordi nos dijo que había un poco más para abajo y que la mayoría de los peregrinos se van sin ver, que son dos figuras enormes saludando a Santiago y que son muy bonitas. Nos hicimos unas fotos allí y otra vez a subir a la bici para recorrer el tramo final.  


En el Monte do Gozo, pero... ¿dónde está Jordi?.......abajo


 

  










Entramos callejeando y cuando llegamos a la escalera para acceder a la plaza del Obradoiro nos esperamos y colocamos todos para entrar pedaleando como lo hemos hecho todos estos días: juntos. Y arrancamos todos por última vez a pedalear, y yo me pongo pegadita a Víctor y de su mano. La emoción y la experiencia es tal que me he vuelto a emocionar recordándolo.  Hay que vivirlo porque no se puede contar con palabras. Os lo recomiendo a todos.

Han ido a recibirnos nuestros sobrinos Lorena y Gabriel y nos hacen fotos a la llegada. Nos hacemos fotos entre nosotros pero lo mejor de todo es cuando posamos las bicis en la placa del centro de la plaza y nos abrazamos unos a otros felicitándonos  mutuamente.  Ha sido una satisfacción contar con unos compañeros de etapas  como son toda esta gente.

Han pedaleado mucho...
Hemos ido con nuestros sobrinos hasta el punto donde te dan la Compostela aprovechando que como es hora de comer hay poca gente para recogerla ya. Se puede tardar lo indecible, tranquilamente tres horas de cola, pero con poco de más de media hora ya la hemos conseguido. Para quien no lo sepa, deciros que la Compostela te la dan presentando la credencial , donde ellos ven con los sellos que te van poniendo en el Camino y que al menos has hecho 100 kms andando o bien 200 en bici o a caballo, y sólo si lo has hecho por motivos religiosos entre otros. Si no alegas motivos religiosos te dan un diploma pero no la Compostela. Como el texto está en latín rellenan tu nombre en latín, y como yo estaba tan intrigada por saber cómo era mi nombre, la chica al ver que se me iba a romper el cuello de tanto estirarlo para ver la mía mientras rellenaba la de Víctor me lo dijo. Para que no sea mi amiga Carmen la única que se ria (dice que me va a grabar así en la agenda) os diré que aunque mi nombre es Camino, sin María del, me han puesto Mariam Itineris. Ahí es ná!. Y Victor como es Victor Manuel le ponen Victorem Emmanuelem.

Ya tenemos nuestras credenciales.
Después hemos ido los cuatro a comer y a tomar café en una terracita tras dejar las bicis y alforjas en el hotel. Habíamos reservado hacía varios días el alojamiento en Santiago pero la víspera de llegar nos llaman para decir que han tenido una avería y que no nos pueden dar la habitación. Jordi nos comenta que como él siempre se queda en un hotel que está muy bien y que está céntrico. Llamamos y ya tenemos habitación. Es el Windsor y realmente nos ha gustado. 65€ habitación doble y desayuno. Y te guardan las bicis en un garaje. 
Comiendo con Lorena y Gabriel.
Después de despedirnos de Lorena y Gabriel y agradecerles el que vinieran a vernos, nos vamos al hotel a ponernos todo lo guapos que permite el equipaje de peregrinos y nos vamos al Sixto II a celebrar nuestra gesta con una mariscada en pareja. Es el restaurante donde hace dos años celebramos la llegada de Víctor con Gabriel y Miguel, y hemos comido las dos veces muy bien.

Nuestra cena de celebración.
Al acabar de cenar quedamos con los demás en la plaza del Obradoiro. Estamos todos, incluidos los argentinos, y unos cuantos nos tiramos en el suelo a ver la Catedral como mejor se ve y con la magia de la noche e iluminada. Nos echamos en ese suelo pisoteado por miles de personas, y nos echamos unas risas, pero como tenemos horario de peregrinos ni copas ni ná, de allí todos con sueño y cansancio al hotel.
Qué día más impresionante!!!
Qué etapa tan significativa y especial! Y por eso y por tantas cosas quiero dedicar esta etapa a Victor. El mejor compañero que he podido tener en el Camino y en la vida. Le quiero muchísimo y quiero agradecerle todo lo que ha hecho por mí, siempre, pero en especial en el Camino. Por animarme a hacerlo, por ayudarme, por enseñarme a andar en bici correctamente, por esperarme y estar tan pendiente de mí, por mimarme, por regañarme cuando me lo merecía, por reírnos tanto juntos y por haber disfrutado como lo hemos hecho de esta experiencia. Gracias.
Gracias una vez más por seguirnos y gracias de corazón a todos los que esa tarde nos llamasteis para felicitarnos por haberlo conseguido o nos mandastéis sms. Siempre estáis ahí y os lo agradecemos mucho.


SEGÚN VÍCTOR.

Hoy hemos dormido (todos) como marmotas. El albergue Ultreia está muy bien, pero es que además y de forma inexplicable, estaba a la mitad de su capacidad, por lo que prácticamente todos los que lo ocupábamos éramos conocidos y estábamos en familia. Teníamos un acuerdo tácito, y era que nadie se levantara antes de las 7 horas, y desde luego lo cumplimos. A mí me despertó la luz que se encendió por la zona de los argentinos, y yo pensaba: si son los que más duermen ¿cómo pueden encender ya la luz?. No eran ellos, sino dos chicas extremeñas que también dormían por esa zona y comenzaban su jornada de caminata. Un poco intrigado, decidí mirar la hora, y eran las 7:40. Joer, vaya sobada. Me levanté, desperté a Camino la cual remoloneó como siempre, y encendí una luz individual que tenía sobre mi cama. Con la luz, molesté a Giacomo, que protestó, se tapó con el saco de dormir, y finalmente sacó la cabeza para decir:¿qué hora es?. Cuando le dije la hora contestó: ¡¡non e posibile!! (o algo similar). Le tuve que enseñar el reloj, y entonces se lo creyó. Y así con todos. Vaya cantamañanas. Habíamos dormido todos fenomenal. Era la última noche de albergue.

A por la última etapa...
 
... y empezando de buen humor.
 Anoche fallamos a la hora de escoger el restaurante de la cena. Era una pizzería de Arzúa, O´rueiro, en una calle paralela a la principal que cruza el pueblo por la mitad. Fué un desastre total. La comida no está mal, pero el servicio es para echarlos a la calle sin contemplaciones. La chica que atendía las mesas era cero amabilidad. Todo con malas maneras y prisas que luego no tenía en atender tus peticiones. El camarero que estaba detrás de la barra, más empanao que una empanada local de bacalo con pasas. Unos por otros, nos dieron la cena: por tiempo que tardaron en servir, por cómo lo sirvieron y por el mal cuerpo que nos generaron. Insisto, la comida no está mal, pero esta gente te quita las ganas de comer. Un auténtico desastre. Increíble.

La cuestión es que hoy, entre que nos hemos levantado, recogido, aseado y desayunado, hemos estado listos para empezar a pedalear hacia las 9:30. Ya nos vale. Pero hay que decir que el día ha amanecido perfecto: cielo completamente azul, aunque 6º de temperatura es un poco frío para estas alturas del año.

Nos hemos puesto a pedalear, y como se repite en estas últimas etapas gallegas, todo es un sube-baja sin fin. Las bajadas serían muy disfrutonas si no estuviese el Camino lleno de gente caminando, pero todos tenemos derecho a usarlo, y hay que ser civilizado y frenar al adelantar a la gente, de modo que bajamos a un ritmo tranquilo, y subimos a un ritmo mucho más traquilo aún. En las bajadas, Jordi lleva un silbato de ferroviario, y cuando lo hace sonar recuerda mucho a un tren en el momento de pasar por la estación. A este sonido se une el comentario de Arturo: "tren con destino a Santiago; última parada Santiago de Compostela". Con esto provocamos la sonrisa de la gente que adelantamos, y nosotros bajamos todos riéndonos. Estos catalanes son mundiales.

En esta etapa hay que cruzar varias veces la carretera, y cuidadín que los coches no van despacio precisamente. Además, varios de los puntos donde se cruza la carretera son en línea contínua, de modo que no suele haber mucha visibilidad. Hay que estar vivos y muy muy atentos.

Las zonas más duras de esta etapa son dos: la subida al aeropuerto de Lavacolla, que comienza con una buena subida corta pero de un 20% de desnivel, y luego continúa de forma más suave, pero durante casi 2 Km más. Se hace larga. La segunda dificultad es la subida al Monte do Gozo, aunque más que por su dureza, que creo que es poca, es por el deseo de llegar arriba. Comienzas a subir y cuando crees que has llegado pasas por un conjunto de casas, luego por una iglesia, luego más subidas, luego un pueblo, luego las televisiones (creo que la primera era TVG y luego TVE) y por fín, has llegado. No es dura, pero la llegada se hace esperar.
Tras la subida a Lavacolla.


¿?
 El Monte do Gozo está lleno de gente, e intuyo que hace un par de horas debió estar más lleno aún. Desde primeras horas del día, hemos visto el Camino lleno de gente; lleno no, abarrotao. Hemos llegado al Monte do Gozo a las 13 horas, y ahora mismo no está masificado, pero nos cuentan que lo ha estado esa misma mañana. Nos hacemos las fotos de rigor en el monumento construído con motivo de la peregrinación de Juan Pablo II, monumento feo a más no poder (desde mi punto de vista, claro). Sellamos nuestras dos últimas casillas de la credencial: una en el monumento y otra en la capilla o ermita que hay en la base del monte. Ya sólo nos falta el sello final del Arzobispado de Santiago.







Antes de bajar rumbo a Santiago, Jordi nos dice que hay un monumento mucho más bonito en el Monte do Gozo. Si nos situamos en el monumento feusco, mirando hacia Santiago ciudad, este monumento estaría bajando unos 100 metros y girando hacia la izquierda, en dirección al albergue del Monte do Gozo. Se cruza una carretera y se sube un poquito para llegar a lo que representa a dos peregrinos señalando hacia la catedral de Santiago con sus sobreros en la mano. Para mí, éste es el monumento que mejor representa la llegada a este punto casi final del Camino. Ahi está la meta.

La verdad es que este momento es un poco contradictorio. Por un lado, ves el final del Camino, la consecución de tu meta, de tu objetivo. Pero por otro lado, es el fin de una experiencia, de una vivencia que en nuestro caso ha sido de 15 días muy buenos, con sus cosas malas y sus sacrificios, pero sobre todo de muchas experiencias positivas. Y esto es triste. Esto se acaba.

Llamamos a mi sobrina Lorena y a su marido Gabriel, que nos están esperando en la plaza del Obradoiro, para decirles que salimos del Monte do Gozo y en unos 20 minutos estaremos allí. Ellos han venido desde A Coruña para vernos llegar a Santiago. Ellos también han hecho el Camino desde Sárria; lo empezaron el pasado lunes y lo terminaron el viernes, de modo que las vivencias las tienen muy recientes.

Llegamos por fin a la plaza del Obradoiro. Mucha gente en Santiago, por sus calles, nos felicitan y dan ánimos diciendo que ya está hecho, pero por algún motivo eso no me reconforta ni me satisface. Lo único que me pasa es que no quiero terminar. Cuando por fin entramos en ese lugar mágico que es la plaza del Obradoiro, los sentimientos se desatan: nos vamos abrazando unos a otros, Camino no puede retener las lágrimas, yo la felicito, a Jordi le veo con los ojos muy brillantes, Paco está muy serio y sin decir una palaba, Giacomo está llamando a su mujer y Arturo nos graba a todos con su móvil sin abandonar su constante buen humor. Es todo muy emotivo.








Colocamos las bicis en el centro de la plaza y nos hacemos muchas fotos, y nos mira la gente, y nos felicitan, y hasta nos sacan fotos. La equipación de Arturo y Jordi con el maillot de bicigrino.com llama la atención, y varios son los que se interesan por la forma de conseguirla.












Camino y yo nos despedimos de la grupeta temporalmente, y nos juntamos con nuestros sobrinos para prestarles un poco de atención. Pasamos por la oficina del Arzobispado para recoger la Compostela (no hay mucha gente y tardamos sólo unos tres cuartos de hora) y nos vamos al Hotel que hemos reservado por mediación de Jordi para dejar las bicis y poder irnos a comer con nuestros sobrinos. El Hotel es el Windsor, y por 65€ con desayuno incluído (habitación doble) está muy bien. Recien reformado, muy majo y a 10 minutos como mucho del centro de Santiago. Nos ha gustado mucho, y nos han tratado muy bien en el hotel, con todo tipo de indicaciones para nuestras compras de última hora.

Total de Km recorridos.
Hemos comido con nuestros sobrinos, hemos tomado un café (yo no, yo he preferido un digestivo de Beefeater-tónica que ya echaba de menos), y cuando ellos han regresado a su casa en A Coruña, hemos ido al hotel a ducharnos y cambiarnos. Cuando por fin hemos estado presentables, nos hemos ido a dar una vuelta por la ciudad.

Santiago es para mí una de las ciudades más bonitas, no de España, sino del mundo (conocido por mí). Es un auténtico placer caminar por esta ciudad, por el día, con lluvia bajo sus soportales, con sol y buen tiempo, y por la noche. A mí particularmente es cuando más me gusta esta ciudad: por la noche con sus formas pétreas iluminadas.

Hemos ido a cenar una mariscada, como mandan los cánones, y nos ha sentado muy bien, aunque el albariño se nos ha subido a la cabeza, y el licor de hierbas del postre ha hecho más efecto aún. Al terminar de cenar, hemos llamado a Jordi para ver dónde estaban, y nos han dicho que en la plaza del Obradoiro, como no podía ser de otro modo. Nos hemos visto allí con todos: Jordi, Arturo, Paco, Giacomo y los argentinos, y he experimentado una de las situaciones más agradables que he vivido en mucho tiempo: estar tumbado boca arriba en el centro de la plaza, a medianoche, con poquita gente y contemplando la fachada iluminada de la Catedral. Una auténtica gozada, totalmente recomendable. Piensas en los siglos de historia y en los millones de ojos peregrinos que a lo largo de la historia han visto lo mismo que yo estoy viendo ahora, y te sientes un ser afortunado por vivirlo. Me ha gustado mucho la experiencia.
Contemplando la Catedral de Santiago. Giacomo, Jordi y yo.
Nos volvemos al hotel y a dormir, que es casi la 1 de la mañana y al día siguiente hay que madrugar para realizar compras y más cosillas que os contaremos en la próxima crónica.

Lección del dia: aunque el Camino de Santiago termine hoy, el Camino con mayúsculas continúa.



9 comentarios:

  1. ¡No me puedo creer que soy la primera!, porque ayer no encendí el ordenador y creía que hoy ya llevaría un día colgada vuestra etapa.
    ¡Enhorabuena por llegar y por contar con tanto detalle vuestras experiencias y vuestros sentimientos!. Que tengáis una feliz y lenta vuelta al día día.

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  2. Bueno amigos.....¿Que se puede decir? Estoy ya aqui otra vez con la lagrimilla, entrando en el Obradoiro....!En fin! Como siempre muy bien explicado, nos hemos metido en la piel del bicigrino....Nos encantó recibiros ayer a vuestra llegada. !Felicidades pareja una vez mas!!Felicidades por el Camino "terminado" y por todos los que vais a comenzar!!!!......BESOSOSOSOS

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  3. Pedalean dos
    ¡¡ CAMPEONES !!

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  4. A disfrutarlo de por vida.
    Besillos

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  5. Gracias por hacerme sentir la emoción del Camino dia tras dia, por compartir momentos tan especiales y aventuras mil. ¡Sois mis idolos! Besazos!!!!!!!

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  6. MILA dijo...
    Muchísimas FELICIDADESSSSSSS por vuestro genial viaje y permitirme disfrutar con vuestra narración
    del mismo, el cual me ha parecido haberlo hecho a
    vuestro lado y haber vivido vuestras anécdotas.
    Como ahora ya teneis experiencia DISFRUTARLA Y QUE SEAIS MUY FELICES SIEMPRE.
    MUCHISIMOSSSSSSSSSSSSSSS BESSSSSSSSSSSS DE MILA

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  7. Felicidades. Gracias.Moitos bicos . No se os ha pegado el acentiño? Bueno, que cómo dice Víctor EL CAMINO no se acaba cuando se deja Santiago. Sabemos por vosotros que habéis sacado fotos durante todo el viaje, pero creo que las vivencias que os lleváis de vuestra andadura quedan grabadas para siempre y la gente que habéis conocido por el camino tiene que merecer la pena porque os ha hecho sonreir y os ha acompañado. Gracias de nuevo por hacernos vivir la experiencia sin montarnos en bici, más que bicigrinos somos bloguerinos...

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  8. Hola!!!
    Acá estamos con MAre (que acaba de llegar de Madrid) viendo el blog que está buenìsimo!!!!
    Los comentarios estàn bárbaros y las fotos tambièn...
    Nos encantó el relato de cuando nos encontramos para almorzar! Ni que lo hubièramos planeado... qué rico, qué bueno, qué emoción...
    Vamos a seguir leyendo todo porque no tiene desperdicio. Un beso!!!

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